Hubo una vez un Agente Cero…

“Puedes defenderme, puedes presionarme, puedes hacerme falta, lo que no harás es pararme. Soy Gilbert Arenas”.

Imaginemos la escena. Gilbert Arenas, siendo apenas un adolescente, se matricula en el Birmingham High School en Los Ángeles. Allí, después de una serie de entrenamiento, se le acerca su técnico:

— Gilbert, ¿sabes cuántos minutos jugarás en este equipo mientras yo sea tu entrenador?

— Los que usted considere coach— respondió -. Entreno fuerte para serle útil al equipo.

— Cero minutos. Cero.

Gilbert Arenas pronto eligió cambiar de equipo y se fue al Grant High School, lo demás es historia. Años después sería elegido por los Golden State Warriors para jugar en la NBA, y a mediados de la década del 2000, se convertiría en uno de los mejores armadores de la Liga, alcanzando promedios de hasta 29 puntos por partidos y más de 2 robos por juego. La ‘vendetta’ con su entrenador de secundaria estaba consumada.

Rápidamente sus números dieron de que hablar, y tras una temporada discreta de novato, se destacó durante la temporada 2002-03 consiguiendo el premio a Jugador con más mejoría de la Liga, por encima de Tony Parker y Chauncey Billups. Después, Arenas, siendo agente libre, firmó con los Washington Wizards y, a su manera, se adueñó de la liga. Hasta que quiso.

Después de unos años dorados en los que presentó unos números máximos de 25.5 ppp en la temporada 2004-05, 29.5 en 2005-2006, y 28.4 en 2006-2007, Gilbert pasó de ser el Agent Zero, a una estrella perdida.

Primero vinieron las lesiones: en 2006, para el Mundial de Baloncesto de Japón, fue dejado por fuera de la selección de Estados Unidos por tener una presunta lesión de rodilla; para la temporada 2007-08, Arenas se perdió 69 juegos por la misma lesión. Sin embargo, ese mismo año, firmó un contrato de seis años y 111 millones de dólares, de los más altos de la Liga para ese entonces; en la temporada 2008-09, Gilbert se ausentó toda la campaña debido a una lesión de rodilla que requirió tres cirugías en 18 meses. Su reinado, sin anillo, estaba acabado.

Después, vinieron los escándalos. Tras su regreso al maderamen, en un juego de pretemporada, Gilbert Arena fingió una lesión de rodillas. Las alarmas en los Wizards se dispararon nuevamente, la apuesta máxima de la franquicia volvía a lesionarse. Después, el mismo Agent Zero confesaría que “había visto los pocos minutos que recibía Nick Young, y queriendo darle más minutos en la pretemporada, la solución era ausentarse para que Nick brillara. Además tenía miedo en su regreso al juego”. ¿Justicia? En su retorno, Arenas, se lesionó tres minutos después de iniciado el juego.

Todo esto sucedió después de un año del que venía de haber suspendido por 50 juegos, ¿el motivo? En diciembre de 2009, Gilbert Arenas y Javaris Crittenton se apuntaron con pistolas en el vestuario, rompiendo las reglas de la Liga. Gilbert, ya venido a menos, quedó por fuera de la temporada, y sentenció sus últimos juegos en la Liga, pues regresaría para jugar 21 partidos más con los Wizards, otros 49 con el Orlando Magic, y cerraría su periplo NBA actuando en 17 juegos para los Memphis Grizzlies. Javaris, por su parte, fue expulsado por el equipo y nunca más regresó a la Liga. A finales de 2011 sería detenido acusado de la muerte de una joven de 22 años, y el 29 de abril de 2015, fue condenado a 23 años de prisión.

El tiempo pasó, Gilbert probó suerte en China y nunca más pudo volver a la NBA. En la actualidad trata de brillar en el Big 3, la liga profesional de baloncesto 3×3. El tiempo hizo lo suyo y Gilbert Arenas dejó de ser el imparable e indefendible, solo el mismo logró lo que ningún jugador pudo hacer cuando estuvo en forma: pararse a sí mismo.


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