Baloncesto | El largo camino que tienen que recorrer muchos Campeones

Campeones.

Baloncesto y cine.

Personas con discapacidad.

Lo he dicho tantas veces que me cabrea: no uses palabras que tratan como niños a las personas con discapacidad. Me cabrea, y van dos.

En A pie de Cancha hablamos de baloncesto, ¿hay diferencias si es de hombres, mujeres, niños o silla de ruedas? Baloncesto es baloncesto. Si te crees más chulo, ve a echar una pachanga los viernes con los amigos de Amiab. Verás donde queda tu orgullo.

El fenómeno Campeones ha sido interesante para dar visibilidad al baloncesto de personas con discapacidad y ha sacado los mejores comentarios sentimentaloides de las redes sociales e Internet, lo cual sería positivo si se trasladara al día a día de todos y cada uno de nosotros, y no quedara abandonado el ámbito de los buenos deseos. Aunque la mayor parte de nosotros los prefiere de lejos, lo he comprobado en numerosas ocasiones.

Imagina que en el equipo de mi hijo, futuro Michael Jordan, lo sé porque soy un MJ frustrado, empieza a venir a los entrenamientos y partidos un niño o una niña con discapacidad (ahora es cuando pones tú aquí el matiz: intelectual, física, de más grado, de menos grado. Flipa con la cantidad de personas con discapacidad que hay, y tú sin saberlo en tu mundo de estrellas de la NBA…). Y sin mala intención, durante el primer encuentro, este niño o niña pierde cuatro balones seguidos porque le da miedo cuando se le acercan corriendo los otros niños. ¡Qué cabreo! El equipo de mi futuro Michael Jordan, lo sé porque sabe botar con la izquierda y hace entradas con las dos manos, ha perdido por culpa de esos balones perdidos. ¿No podría sacarlo el entrenador solo unos minutos al final, o contra los equipos malos? Total, qué más le dará a él o ella si no se entera…

Campeones mola, llevé a mis hijos al cine a verla, la han puesto los profesores en colegios e institutos y han lanzado un mensaje positivo al universo entero. Pero, ¿y si en el día a día sigo haciendo comentarios infantiloides o pensando en ellos como personas sub- (me niego a escribirla. En otra época sí, ahora ya no)? ¿Y si en el día a día como docente me cuesta horrores sacar adelante mi clase porque este niño o niña me requiere demasiada atención? No soy mala persona, es que los recursos, es que la sociedad, es que la educación de mi hijo, el futuro MJ… La labor en equipo es importante, la educación inclusiva también pero el equipo debería de prescindir de ese niño o niña, ¿no hay campeonatos para ellos? ¿No hay coles donde puedan dedicarles el tiempo que merecen y donde todos vayan al mismo ritmo? Si es más por ellos que por mí…

Imagina que en tu colegio hay varios niños con cualquier tipo de discapacidad y empiezas a pensar que ralentizan el proceso de aprendizaje de tus propios hijos y dices frases como «en Asprona están muy bien». Que sí, en el recreo son divertidos, felices, especiales (oh-dios-mí-o), que les hacemos cucamonas cuando los vemos por la calle y nos asombramos de manera compasiva cuando imitan a un cantante de Operación Triunfo, pero ¿jugar en el equipo con los demás?

Campeones mola. Además saca a relucir a personas que reniegan y se frustran como yo, que piensan que queda mucho camino por delante para normalizar la manera de pensar de los padres de futuros Michael Jordan que se quedarán por el camino sin llegar siquiera a liga EBA, pero habrán perdido la oportunidad de enseñar a sus retoños los valores que de verdad merecen la pena. Y no seré yo quien los escriba porque eso sería como «la m con la a, ma!

Para concluir, aquí nuestro amigo Dan, por lo de los tópicos:


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