Dennis Schröder, el joven que se vio obligado a triunfar.

Remontémonos por un pequeño momento a antes del año 1993. Vayamos al lugar exacto donde se conocieron los padres de Dennis Schöder en Gambia, país natal de su madre. Su padre, natural de Alemania se encontraba trabajando allí durante un periodo de tiempo que se alargó al encontrar el amor. Antes de volver a Europa, aún en el continente africano nacieron los dos hermanos del actual jugador de la NBA; Awa y Che. Motivo por el cual Axel, padre de ambos, tuvo que prolongar su estancia en el lugar. Fatou, madre ya de dos niños, no quería contemplar la idea de abandonar su tierra. Por mucho que su pareja le intentará meter en la cabeza la idea de que el nivel de vida que tendrían si fueran a su ciudad, sería mejor, aguantó sin irse.

La situación en Gambia fue a peor con el tiempo, algo que acabó obligando a la ya formada familia Schröder a emprender la aventura de dejar atrás lo que tenían allí para empezar una nueva vida en el viejo continente. Una vez establecidos, ya llegados al citado antes año 1993 fue cuando decidieron tener a tu tercer hijo. El cual fue desde muy pequeño fue inculcado con el alemán, debido al rechazo que sufrieron sus hermanos en la escuela y otros ámbitos. Aunque tener el idioma desde niño no le salvó de sufrir la gran discriminación racial que se vivía en aquella época. La exclusión social fue algo a lo que los hermanos se acostumbraron a vivir y no acabo siendo un problema para poder desarrollar una vida tranquila dentro de lo que las posibilidades de la familia les permitían.

Siendo un chico que pasó gran parte de su infancia en la calle. Desarrolló una gran pasión junto a su hermano mayor por el Skate. Ambos se pasaban horas y horas patinando en su barrio con un gran nivel de competitividad entre ellos. Cada vez que uno superaba al otro, el que había resultado perdedor se quedaba durante toda la noche practicando nuevos trucos para a la mañana siguiente dejar sorprendido a su hermano. Esto frenó un poco cuando su hermano se partió un brazo y Fatou les intentó convencer para que dejarán de hacer cosas tan peligrosas. Aún ha día de hoy, Dennis asegura que siempre lleva una tabla en el maletero de su coche para cuando le entran esas ganas de volver a sentir las ruedas con el asfalto y recordar aquellos bonitos momentos de su infancia.

A la vez que su pasión por el Skate, este chico muy polifacético también demostraba grandes dotes para el baloncesto. Pese a no tener una gran altura, a sus 14 años empezó a destacar en su país, siendo llamado a entrenar con una convocatoria de la selección alemana de su categoría. Esto causó una gran alegría en su familia, las cuales empezaron a soñar y apoyar a Dennis para que llegará lejos en este deporte. Quien no estaba muy a favor de él fue su entrenador del equipo de su ciudad, quien no paraba de decirle cosas como «esto no es para ti», «la liga alemana es muy dura para un jugador como tú», entre otras cosas. Ante estos comentarios, el esfuerzo en los entrenamientos del joven fue aumentando, con el único motivo de demostrarle a su entrenador que se equivocaba. Tener a su padre detrás del él, dándole la confianza de que va a triunfar es algo que fue importante para soportar los comentarios negativos que llevaba encajando meses.

(Imagen vía: Globaldomainsnews)

Cada fin de semana Fatou y Axel, acompañados de sus hermanos no faltaban en la cita con el partido de su hijo pequeño. El apoyo que aportaba la figura paterna era muy importante en cada enfrentamiento, ya que para Dennis siempre ha sido su principal motivo demostrarle que no se ha equivocado confiando tanto en él. Esto hizo que a sus 16 años, tras el fallecimiento de su padre, la mentalidad de este adolescente cambiara totalmente. Lo normal es una situación así es encerrarte en tu casa una semana, pero, ¿qué hizo Dennis?, se encerró en el pabellón donde entrenaba con la motivación de seguir mejorando sus habilidades para conseguir llegar lo más lejos posible en el mundo del baloncesto y hacerle honor.

Aún a sus 18 años, en el instituto, siguió sufriendo discriminación por su color de piel. A diario tenía que oír insultos y chiste sobre su raza, algo que le hubiera afectado si no fuese porque desde niño su madre le había dejado bien claro que por ser de otro lugar y tener un aspecto distinto, no era menos que nadie. Las lecciones de humanidad e igualdad que estuvieron presentes en la educación de este joven permitieron que no respondiera nunca a estás ofensas, sino que las dejará pasar. La personalidad que se había ido forjando poco a poco es más que dura, algo que se ve reflejado a día de hoy en el ya famoso jugador.

(Imagen vía: SB Nation)

Tras ir ojeadores de la NBA a verle jugar por primera vez, se quedaron sorprendidos por el nivel y competitividad que tenia en la pista. Todos los scouters llamaban preguntando quien era ese chico que estaba viviendo un crecimiento a lo largo de esa temporada muy elevado. Dennis, hacia todo esto sabiendo lo importante que era la oportunidad de poder ir a Estados Unidos a competir con los mejores. Al finalizar el año previo a su draft, en la franquicia de Atlanta Hawks ya estaban más que enamorados de él, lo que hizo que saliera seleccionado en el puesto número diecisiete de la primera ronda del año dos mil trece. Con su llegada a la NBA, el sueño que tenía su padre se había visto cumplido, algo que hizo saltar las lagrimas de prácticamente cualquier persona que haya sido cercana a la historia o incluso lectora de ella.


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