ACB| Shane Larkin, una carrera de montaña rusa

7 marzo, 20177 marzo, 2017 apiedecancha carrera, larkin, monta, shane

La trayectoria del base nacido en Cincinnati el 2 de octubre de 1992 ha sido descrita por el mismo como una “montaña rusa”, llena de subidas y bajadas, de grandes momentos y de no tan buenos.

El padre de DeShane no quería que su hijo jugara al baloncesto. Es evidente, ya que Barry Larkin fue un gran jugador de béisbol, jugando 18 temporadas en los Cincinnati Reds en la posición de campocorto, llegando a ganar la Serie Mundial en 1990, siendo elegido la friolera de 12 ocasiones All Star y ganando el premio a mejor jugador de la liga en 1995. Como no, su dorsal, el número 11 fue retirado por el equipo de sus amores, los Reds.
Pero los planes de Shane eran diferentes. Desde su comienzo en High School, en el instituto Dr.Phillips de Orlando, demostró sus grandes dotes para destacar en este deporte. Era considerado una estrella colegial, promediando 18.8 puntos, 6.4 rebotes y 6.3 asistencias en su año sénior. Asimismo, fue elegido por dos ocasiones mejor jugador del estado y batió el récord histórico de robos en el instituto, factores que hicieron que muchas universidades se fijaran en este atípico base de 1,80.
Se decantó por la prestigiosa universidad de DePaul, en la que no llegó a jugar ningún partido debido a que pidió el transfer a los Hurricanes de Miami por una enfermedad. Hipotéticamente, cuando un jugador pide el traspaso de una universidad a otra, no se le permite jugar durante esa temporada. A pesar de ello, la NCAA hizo una excepción con Larkin y le dejó jugar nada más aterrizar en Miami, concretamente, en el segundo partido de la temporada, que enfrentaba a los Hurricanes ante Rutgers. A pesar de que al principio de la temporada no tenía la confianza del entrenador, consiguió ganarse el puesto de base titular en el equipo gracias a su buen hacer tanto en ataque como en defensa, promediando 7.4 puntos, 2.5 asistencias y 2.5 rebotes. Su buena temporada le llevaría a ser elegido en el mejor equipo de freshman (jugadores de primer año universitario) de la ACC (conferencia de la Costa Atlántica, de la I División de la NCAA) La temporada siguiente, la 2012/2013, ha sido hasta el momento la mejor temporada en la historia de la universidad del estado de Florida, consiguiendo por primera vez en su historia el campeonato de la ACC. Larkin fue uno de los jugadores más determinantes y con más importancia del equipo, dando auténticas exhibiciones ante universidades con mayor ránking y prestigio, como la actuación ante Duke (18 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias). Fue el líder del equipo tanto fuera como dentro de la cancha, recibiendo el premio a mejor jugador de la división ACC elegido por los entrenadores de la misma. Este año promedió 36.4 minutos en los que pudo obtener 14.5 puntos, 4.6 asistencias y 3.8 rebotes.
Su gran temporada no pasó desapercibida para los general managers de la NBA, por lo que se decantó por finalizar su etapa universitaria y presentarse al draft de 2013, siendo elegido en la posición 18 por los Atlanta Hawks (fue transferido de inmediato a Dallas Mavericks) Un sueño cumplido, lo que él describe como “lo mejor que me ha pasado en mi vida”. Pero el destino no iba a tener compasión con el joven Larkin, y durante la Summer League se rompió el tobillo, causando baja para los próximos 3 meses de competición. El sueño parecía que se rompía, ya que no tenía la oportunidad de demostrar su valía en la mejor liga del mundo y no tuvo la confianza del entrenador, por lo que cuando consiguió recuperarse de su lesión, fue enviado esporádicamente a la D-League con los Texas Legends, haciendo un gran papel (15.3 puntos, 8.3 asistencias y 5.3 rebotes) El mismo Larkin asegura que era muy complicado hacerse con un sitio en un equipo que tenía como objetivo los playoffs y plagado de veteranos curtidos en mil batallas. La temporada siguiente fue traspasado a los New York Knicks, en un equipo en el que se le daba más importancia a los jóvenes y con menos presión para ganar partidos, lo que derivó en un enorme aumento de sus minutos con respecto a la temporada anterior (10.2 minutos en Dallas y 24.6 en los Knicks). Se sentía importante en el equipo, un jugador más de la plantilla, pero no lograba llegar al nivel que mostró en su último año en la universidad ni de lejos. La temporada siguiente se le acababa el contrato, y el bueno de Shane firmó con el equipo en el que más minutos le prometían: los Brooklyn Nets, con los mostró su mejor versión en la NBA hasta el momento, estableciendo su tope de puntos (20 ante los Wizards) y de asistencias (14 ante los Pistons de Detroit). Firmó únicamente un año de contrato, y cuando finalizó la temporada, se vio ante la complicada decisión de elegir dónde jugar la próxima temporada.
Tenía diversas propuestas de la NBA, pero el de Ohio quería sentirse importante, quería ser titular y determinante en un equipo, y eso no se lo ofrecía ninguna plantilla de la NBA. Por ello, decidió decantarse por la oferta de Baskonia, un equipo en el que sí podía tener los minutos deseados y en el que ha demostrado ser el líder. Por fin ha encontrado la estabilidad tan ansiada desde que comenzó su carrera profesional, y la ha consolidado al otro lado del charco, donde nunca había imaginado llegar a jugar. En el Buesa Arena disfrutan de un experto en el “pick and roll”, con un imponente físico pese a su baja estatura, una velocidad endiablada que le permite superar a rivales más altos y con mayor físico que el. Posee un gran manejo de balón, y es un experto en los movimientos en el uno contra uno. Además, ha ido mejorando poco a poco su capacidad para asistir y para llevar la manija del equipo, algo que en su etapa universitaria poca gente lo habría pensado, ya que era considerado un mero anotador. Por primera vez en su carrera, Shane Larkin es vital para un equipo y tiene confianza, algo que agradecen los aficionados del Baskonia en particular y del baloncesto en general.