NBA | Odom jugador de baloncesto y persona

Ya me extrañaba a mí, algo se me escapaba y no sabía muy bien qué era.

Esta semana hemos sufrido con la situación de Lamar Odom, un exjugador de baloncesto de la NBA que durante unas horas fue de la ACB y por mucho más tiempo, estrella mediática.

No soy muy amante ni seguidor de la NBA actual, soy uno de esos que se quedó en la etapa de Larry Bird y las batallas Lakers/Celtics hasta que llegaron los Pistons a poner orden y Dennis Rodman. Luego me desinflé y me quedé solo con las cosas de casa.

Por eso me emocioné tanto al comprobar cómo en los medios de comunicación tradicionales se hacían eco de una drástica noticia como el accidente (llamémosle así) de Lamar Odom.

Un tipo de la NBA que ha sufrido una vida complicada, de altibajos personales y deportivos, pero un jugador de baloncesto a fin de cuentas, un deportista al que muchos niños imitaban y muchos seguidores admiraban.

Por eso me sorprendí: ¿Cómo se ha colado este jugador de la mejor liga de baloncesto del mundo en los medios de comunicación tradicionales, siendo incluso portada en algunos de ellos?

Revisando y repasando, salta a mis ojos el apellido de unas chicas famosas en Estados Unidos. Oh, dios mío, el tomate, telecinco, reality shows…

Entonces lo entendí todo.

No es noticia el jugador de baloncesto, sino el ex marido de una mujer famosa. Dicho de otra manera, la carnaza. No lo digo yo, lo he sacado de un artículo de un periodista estadounidense, yo no llego a tanto aunque mi punto de vista se parece.

En esta ocasión no se trata de esa afirmación publicitaria: “Que hablen de ti, aunque sea mal, pero que hablen de ti”. Porque en este caso a nadie le importa el baloncesto, nadie se va a arrimar a las pistas, ninguna empresa de pueblo va a patrocinar a un equipo de chavales al ver la noticia del exNBA, no. Pero cada vez que saques el tema baloncesto a la hora del café alguien mencionará: “¿Y qué me cuentas del marido de la…?».

Este año hemos vivido varias tragedias de ex jugadores de baloncesto a quienes el corazón les ha dicho basta. Son conocidos los desastres financieros a los que se enfrentan, así como sus complicados futuros, salvo que seas un Michael Jordan, te recicles en un banquillo o en una televisión nacional. Pero de esos hay pocos. De los demás es más complicado hablar: drogas, prostitución, derroche, mala vida. Y eso, por más que nos disguste, es parte del baloncesto, del negocio del baloncesto. Es la parte fea, la parte maloliente, pero mueve mucho; tanto que, en ciertas ocasiones si no fuera por esa parte maloliente, el deporte profesional no se movería.

Lo de Lamar Odom es una pena. El tratamiento que le dan algunos medios de comunicación, también. Por suerte esto no es Estados Unidos, aquí son más los medios deportivos digitales quienes le dan una cobertura más digna, más adecuada, con mensajes de apoyo, vídeos con sus mejores momentos, perfil personal y profesional.

Alejándonos de esas cosas del marido de o del escándalo mayoritario que vende más mantas. A nosotros lo que nos gusta es el baloncesto, el deporte de la canasta. Ojala no tuviéramos que mencionar esas otras desgracias asociadas al negocio del baloncesto, pero la realidad es así.

Nosotros nos quedamos con el Odom deportista, jugador, persona.


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