LEB Plata | Albacete se lleva la 4ª en un partido difícil, duro y chulo

Que el Albacete Basket está atravesando un inicio de temporada dulce lo sabe hasta el Tato, que en el pabellón del Parque se respira un ambiente nuevo, también. Será el pegamento del parquet, serán los refrescos del descanso y las meriendas en familia, será que un equipo tiene que sufrir las novatadas en propia carne durante muchos meses para luego disfrutar del baloncesto. Porque eso pasó en el Pabellón del Parque el sábado frente a Navarra: disfrutamos de baloncesto.

A ver, por partes. La cosa empezó con algo de nervios cuando de repente Albacete Basket se enchufó, ¡Puimba! Y pensamos que sería fácil. Pero Navarra tiene un equipazo como la copa de un pino (algo justo, sí. Pero equipazo) y, aunque no se encontraba cómodo en ataque iba sacando canastas por aquí y por allá, triples fáciles y conseguía mantenerse en el partido. Prueba de ello es que se llegó al final del primer cuarto 19/17. Quizás la ventaja hubiera sido mayor si los tiros libres hubieran entrado pero, ay, amigo, esto es baloncesto.

Que se lo digan a Otero, ¡partidazo! Menudo primer cuarto, echándose el equipo a los hombros, anotando de dos, de tres y de colores. (13 puntos, 11 rebotes, 4 balones robados, 5 personales recibidas). Y esto solo los números porque tiró del carro incluso cuando Alfredo se mosqueó con él o la cosa se ponía turbia.

En esto que llega el segundo cuarto, Albacete comienza a anotar más de tres con Garret desatado, Otero tirando desde atrás y haciéndonos fuertes en el rebote a pesar de las complicaciones porque Navarra fue muy superior bajo los aros (en una jugada, hasta cuatro rechaces se llevaron). Rima, rimando, Albacete toma ventaja 45/34. ¿Queréis que destaque algo? Fácil: preguntadle a Chumi Ortega a qué sabe el chicle de Kris Davis. Lo sabe.

Davis es el referente claro del equipo, jugó todo el partido y se quedó en 11 puntos, gracias a la defensa que planteó Albacete Basket. Eso sí, Ortega tendrá que desayunar churros esta mañana para recomponer sales minerales.

El tercer cuarto siguió más o menos como el anterior, con Garret como referente en ataque mientras otro chico iba convirtiéndose en el mejor del encuentro de tapadillo: Javi Marín. Espera que voy, penetración. Espera que no entro, tiro en suspensión de cuatro metros. Espera que quiero tiros libres: 7 personales forzadas. Madre mía cómo manejó el equipo ayer (22 puntos, 7 asistencias, 31 de valoración), sin darnos cuenta, controlando en esos momentos en que la cosa se iba de madre por culpa de que Albacete Basket se contagiaba de las prisas de Navarra.

Navarra, un equipo durísimo, buenísimo que se mantenía a base de canastas al final de posesión, los triples de un tremendo Narros y Andelkovic y la fortaleza abajo de Kone. La clave quizás estuvo en que les fallaron las ideas porque Davis estaba bien defendido (eso sí, para quitarse el sombrero las penetraciones que hace) y la posesión les pillaba a contrapié.

Al final, el equipo fue un engranaje que supo mantener el tipo en el último cuarto, el decisivo, el que da miedo. Navarra apretó hasta el infinito pero Albacete Basket templó nervios, anotó los triples decisivos (el amigo Uge no falló ni de uno, ni de dos, ni de tres. Y le echó la sobredosis interbarrios que a veces necesitan estos partidos duros).

Conclusión: Albacete Basket se lleva la cuarta, se coloca tercero el la tabla y ofrece una imagen de equipo bestial.

(No hace falta que te lo diga pero: ¡Ven al baloncesto! Que no es por mí, que es por ti).


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